2012-03-30

The Ape Man


THE APE MAN
Director: William Beaudine. Con Bela Lugosi, Emil Van Horn, Louise Currie, Minerva Urecal. U.S.A., 1943


Don Guillermo Beaudine, un stajanovista del cine que lo mismo te hace superproducciones mudas como Sparrows que obras maestras de lo astroso como Billy el Niño contra Drácula o Frankenstein contra JesseJames; San Bela Lugosi en estado de gracia, a este no hace falta ni que se lo presente, sabida la devoción que por él se siente en esta casa; y el primigenio Gorilla Man Emil Van Horn, aquel que es como una caricatura de primate y cuya vida y milagros glosé ya en el último nº de Mondo Brutto que todos ustedes debieran tener estudiado ya... ¡¡Todos juntos en el mismo filme!! ¿Quién da más...?
Una señora larga y adusta, espiritista por más señas, viaja a la gran ciudad a buscar a su hermano, el Doctor Brewster, oficialmente desaparecido. No es así, que la cosa es mucho más triste: el buen doctor se esconde en su laboratorio subterráneo; enfrascado en sus experimentos con monos se ha utilizado a sí mismo como cobaya mutando en una especie de Abraham Lincoln beatnik, primera fase de su definitiva conversión en mico si no es capaz de conseguir suficiente médula espinal de cadáveres humanos todavía frescos para metérsela en vena... Eso de Lugosi con las inyecciones no tiene perdón de dios... en fin...
Convive allí con un gorila en jaula, como todo mad doctor que se precie, y con él sale cada día a la calle dispuesto a encontrar víctimas que sacien su sed… el lechero, el cartero, el policía, las amas de casa o el tendero: en este Viva la Gente al revés nadie está a salvo de la grotesca pareja. Zarpazo del mono, jeringazo del hirsuto sabio y hala a contarla al Otro Barrio ¡Cualquiera les tose!
Lugosi es como siempre estrella principal. Menudo gozo da verlo al pobre con su levita y su ridículo maquillaje exhibiendo modales simiescos, gruñendo, intentando vanamente aportar coherencia al demente argumento, riñendo con su gorila continuamente como si fueran chiquillos: Bela y Emil, dos titanes de la Otredad a quienes el filme se rinde sin reservas, luchando de continuo por robarse el plano.
Y es que al no haber en estas series Z la más mínima intención de crear una atmósfera, lo fantástico irrumpe de golpe y porrazo las más de las veces transformado en bufo elemento… que los auténticos adictos al género aplaudimos a rabiar. Vengan planos y más planos de esos dos iconos inmortales de la cultura trash, hombre mono y mono hombre, deambulando de la mano, encogidos hasta la corcova, acechando tras setos y esquinas para acabar de una vez por todas con la odiosa normalidad… Cosas así le devuelven a uno la alegría de vivir...¡Vivan estas parábolas atroces, sinceras, paupérrimas, regalías estéticas consuelo de eremitas y marginales… gloria eterna a san Bela y su universo!!!

2012-03-26

Simenon, Rey del Pulp

Pocos, muy pocos autores de los tocados por el Don de la Fecundidad llegan a ascender hasta el Parnaso lietarario que críticos y académicos de lo más respetables han ido construyendo siglo tras siglo. No son estas gentes, por lo general, amigas de la bullanguera literatura popular, por lo que aún más raro es ver que un escritor procedente del pulp y el folletín llegue a ser admitido en tan selecto círculo. Y sin embargo don Georges Simenon hace tiempo que lo ha logrado; mayormente, cabe señalar, por su vasta descripción de las aventuras del Inspector Maigret, hoy convertidas en trozos de un París que ya no existe, y que a saber si algún día llegó a ser...

Ya se lo dije una vez hace tiempo: antes de crear al comisario de la pipa, don Jorge se fogueó abundante en las carnes del pulp. Y no precisamente del más sutil. La aventura colonial, la propia de su tiempo, atrajo su atención; también, mire usted, la novela rosa, de las que pocas han visto la luz en castellano. Eran años mozos, tiempos de gloria del folletín en el que se multiplicó, prodigioso como siempre. Copio lo que dice el gran Maestro Philipppe Mellot en su imprescindible Les maitres de l´aventure: "Su primera novela sale en 1924 editada por Ferenczy, donde publica casi todas sus obras de juventud, como "El romance de una secretaria" (firmada Jean du Perry)... Ningún género tiene secretos para él, de la novela galante a la de aventuras colabora en diversas colecciones: Le petit roman, Le petit livreLe livre epatant, Mon livre favori, Les romans policiers, etc... utilizando un número increíble de seudónimos: Germain d´Antibes, Jacques Dersonne, Jean Dorsage, Georges Martin Georges, Gaston Vialis, y otros como Bobette, Gom Gut, Plick et Plock, Kim..."





También, y con mayor asiduidad, este de Georges Sim. Con él aparecieron por estos pagos algunos de sus títulos, casi todos en la colección La Novela Aventura que ediciones Iberia publicara hacia 1929; una colección en la que se codeó con otros ilustres de la evasión: John Buchan, M. P. Shiel, Rider Haggard...
Relatos del África soñada, del Tibet inexistente donde acecha Shangri La tras la sombra de cada monasterio, del ártico, de las pampas argentinas, de una Tierra de Fuego poblada por monstruos blancos cuya faz es solo un amasijo de carne...  




Antropófagos, esquimales, fueguinos de Chile, hombres simio de las selvas africanas, piratas, bandoleros, criminales budistas... todos son dominados por corteses héroes invariablemente franceses. Historias arquetípicas de consumada maestría literaria, en las que como quien no quiere la cosa se las arregla don Jorge para meter al menos una catástrofe natural por novela. Inundaciones colosales, incendios que devastan la jungla, aparatosos naufragios, la madre de todos los terremotos: cuando es Sim quien los describe, saltan las fieras huyendo de una página a otra, se refugian los hombres en improvisadas cuevas, calla el lector fascinado siempre. Un autor prodigioso, hábil como pocos en crear imágenes poderosas en la mente de sus lectores. Que es, al fin y al cabo, el mandamiento número Uno del perfecto escritor de pulps...

2012-03-22

Bajrangbali

BAJRANGBALI
Director: Chandrakant Desai. Con Dara Singh, Biswajeet, Shashi Kapoor, Moushumi Chatterjee y otras gentes de nombres rarísimos. Color. India, 1976
De todo hay que conocer en esta vida para poder hablar; bien saben ustedes de mi preferencia por la cosa viejuna -vintage, me dijeron que se dice ahora;no lo entendí bien y solicité un ejemplo: vintage es usted, me respondieron sin aclararme nada-, mas no quiere eso decir que no sea capaz de apreciar películas modernas, máxime si derrochan gracia y donosura, y todavía más si como en este caso hay primate protagónico, abundancia de taparrabos y trasfondo mitológico. Mezcolanza contranatura de la que sólo los hindúes podrían salir airosos...
No sé si conocen ustedes los usos del cine de Bollywood: esa manía que tienen de ponerse a cantar cada diez minutos, su nula prisa a la hora de contar una historia, los repartos llenos de barbacias, melenas negras y turbantes de colores; en fin, esas diferencias nada accesorias que les convierten en muestras de un universo regido por otros parámetros por completo ajenos a los que Occidente nos tiene acostumbrados.
Mas nadie se asuste. Por lo menos no con este Bajrangbali, capaz de mantener boquiabierto al espectador durante sus más de tres horas de metraje. Que pasan en suspiro, todo sea dicho, y es que va el asunto de mitología y religión, primigenias formas del fantástico. Nada que ver con los antípaticos rigores y austeridades de cristianos y musulmanes: oropel y sobrepeso conforman una estética de la abundancia y el goce, canto al exceso en las antípodas de la lúgubre mortificación tan del gusto de curas, ulemas y demás cenizos.
Las andanzas de Hanuman el Mono, hercúleo, piadoso y más simple que un botijo, son la materia a tratar. Materia de honda tradición literaria, compartida con los chinos, y de imaginación prolífica y festiva.  Servidor de dioses de bigote y peinado imposibles, habitantes de un Olimpo embriagador, Hanuman el Mico Semidiós es devoto creyente en la dialéctica del cachiporrazo, que aplica con la colosal maza que le acompaña en su camino por esta tierra de purpurina y cartón piedra.
Porque hay que ver cuánto gustan por aquellos pagos las lentejuelas, los dorados, los colorines; tanto, que acaban por convertirse en la razón de ser de este filme insólito y pasmoso. Auténtico festín sensorial condimentado a base de canciones, efectos especiales de a peseta, luces psicodélicas, disfraces y decorados llegados directamente de Otro Mundo. Que puede que esté en este, según dicen los mapas, pero que desde luego no es el nuestro.   

2012-03-13

El señor Juez y los espectros


Inaugura Don Jaime Juez nuestra nueva Galería Celtíbera del Arte Pulp , un rincón de esta casa donde de modo errático y caprichoso desfilarán curiosidades y obras maestras de los hispanos pulps. Un territorio vasto y poco explorado, pródigo en sorpresas y maravillas amarillentas altamente secretas.  









Son estos de hoy algunos de los trabajos del señor Juez para el pulp de 1946 Fantástica. Magazine de historias, leyendas y relatos impresionanteseditada por Germán Plaza, esencia del género y de las que ya les dije cosas AQUÍ y AQUÍ. Veterano del papel barato, don Jaume es artista fecundo de historietas desde los tiempos pioneros de los veinte, portadista de folletines, ilustrador prodigioso de fábulas y cuentos, entintador tardío de El Jabato de Darnís. Una obra dispersa y mercenaria, lo que no resta un ápice de su honradez ni su valía. Con sus propios ojos lo pueden comprobar.  





Tienen sus dibujos regusto a pulpo seco, salado y adusto. Y son como este manjar, que bajo su aparente contundencia oculta delicias más exquisitas y pródigas en matices cuanto más sencillas aparentan ser. Un estilo que le viene a Juez como anillo al dedo para evocar goticismos y macabrerías de las de toda la vida, fantasmas, terror mumbo jumbo, macacos infernales, muertos que acuden a cenar, doctores locos, espectros enjutos y hasta astronautas perdidos y cavernarios del espacio. Bocados de genuino pulp ibérico.











Otros muchos días irá apareciendo por aquí esta Galería Celtíbera de Arte Pulp que hoy se presenta. Y volverá también don Jaume Juez, artista cabal y completo, de aquellos que desde Junceda aprendieron y enseñaron a dibujar en catalán...
(Permítanme que les deje con don Jaime hasta el próximo jueves... Buena compañía es, y yo no voy a poder volver por estos pagos hasta entonces, que marcho escapado de las pólvoras y los fuegos que hacen aún más intolerable la demencial existencia urbanita a la que nos hemos condenado...hasta pronto, no sean malos!)

2012-03-07

Putiferio 1937

BARRIOS BAJOS
Director: Pedro Puche. Con José Telmo, Rosita de Cabo, Rafael Navarro, José Baviera. España, 1937  

"Apoyá en el quicio de la mancebía..." ¡Qué época, nietales, qué época! Nunca debimos pasar de 1936, tiempo de tolerancia, cachondeo y desvergüenza, con una sociedad no tan extremadamente hipócrita como casi toda la que vino después, con la censura acobardada y sin malapatas como el Comics Code o el pacatísimo código aplicado a la industria de Hollywood por el nefasto señor Hays...¡Cómo sería la cosa más tarde que durante años se obligó en España a cantar la coplilla del comienzo con un recatado "Apoyá en el quicio de mi casa un día..." ¡Habrase visto...!

Un poco como ahora, que vivimos años de repliegue y castrante corrección tras la fiesta de los relajados años ochenta... Mas, ea, vuelvo a lo que iba que si no se me va el perol: acabo de ver un filme que es prueba fehaciente de cuanto les digo. Se llama Barrios bajos, es español por más señas y lo produjo durante 1937, en plena Guerra Civil, el Sindicato de la Industria del Espectáculo, ente colectivo y colectivizante controlado por los anarquistas. Lo firma don Pedro Puche, realizador de apenas cinco largos incluyendo este, el que más fama la ha dado.

Fama en todo caso equívoca. Si se ponen a buscar información al respecto, unos, los más amantes de la cosa revolucionaria, les dirán que es película políticamente inoperante; otros, más apegados a la historia del medio, la tachan de precursora neorrealista influida por el cine poético francés. Lo primero no lo niego, mas para mí es mayor virtud que defecto pues siempre abominé del panfleto; lo segundo, la verdad, discrepo... aliento poético ni tiene ni pretende tenerlo; si ha de recordar algún filme gabacho es en todo caso a las primeras secuencias de La Bandera de Julián Duvivier que transcurren como este en el barrio chino barcelonés; en cuanto a neorrealista, difícilmente, pues es historia protagonizada por arquetipos en un marco para colmo artificial...

Es Barrios bajos glorioso folletín hard-boiled, heredero de aquellas narraciones sociales decimonónicas, melodrama desatado de putas, pistolas, drogas y navajazos como nunca se habían visto en el hispánico solar. El putiferio es su tema y su razón de ser, sin que se escatime uno solo de los lugares comunes de tan escasamente cultivado género: el burdel, aquí tasca mestiza -"Casa Paco. Vinos del Priorato. Vermut con tapas a 20 céntimos"-; pilinguis de camisón y mesa camilla; macarras de torcida gorra, cigarrito en ristre; la madame que escancia generosa la farlopa entre sus alicaídos clientes; señoritos de chistera que se hacen no rayas, sino verdaderos montoncillos de demonio blanco; galantes asesinos; niños que beben cazalla; mujeres en paños menores que se compran y se venden como si fueran ganado; tristes parroquianos de abrigo y boina...

Por medio el Valencia, honesto obrero dispuesto a redimir con su amor tosco y sincero a la mocita destinada al arroyo. Barcelona de callejuela artifical de borrachos, tejas y ropa tendida, ciudad de arrabal hecha de esquinas y farolas, de meretrices, mendigos y chulos. Un filme insólito, brillante folletín que muestra sin remilgos esa España siempre escamoteada que sólo de tapadillo y refilón volvería a asomar en los próximos cuarenta años, o aún más...