2011-09-30

Reunión de gorilas


GORILAS ESPAÑOLES

¡¡¡Ya estoy aquí, tras días de desvelos cibernéticos que han dado como resultado la mudanza que aquí ven!!! Ya dirán ustedes si gustan del resultado; ojos ancianos como los míos no pueden acoger sino con placer el poder disponer de imágenes de mayor tamaño... Los suyos, si hoy son jóvenes y deploran el cambio, mañana lo agradecerán!
Nada mejor para reposar tras semejante esfuerzo que organizar una reunión inaugural en el Desván congregando a unos cuantos entre los cientos de los Gorilas Españoles de Tebeo, invitados algo revoltosos que no por ello dejan de ser al alma de cualquier fiesta.
Dice el Primer Axioma de la Cultura Popular Simiesca que un gorila en portada vende siempre, y es que nos gustan más que a un tonto un caramelo. Claro que hay diversos grados: el nivel más elemental es el del Gorila Aullador, que se limita a aparecer dando voces intentando aterrorizar a la concurrencia, como hacen el kinkongesco ejemplar de El Puma, del gran Boixcar, o estos dos simpáticos oriundos de África.




Un paso más adelante da el Gorila Coscorrón, zascandil y mamporrero, siempre en busca de bronca por más que invariablemente salga de ella escaldado: buena muestra la tienen en los pudibundos antropoides del Aguilucho de Manuel Gago, amantes de la ropa interior, o en el colosal sopapo que se lleva el ayudante de Ayax el Griego, inmortalizado por el gran José Luis Macías, ambos de principio de los sesenta.




Ascendiendo hasta el penúltimo nivel se encuentra el Gorila Lascivo, a quien sus instintos desatados llevan a tomar a cuanta mujer blanca se ponga a su alcance para llevársela a su guarida según quedó mandado por Nuestro Padre San King Kong. Y hasta a nombrarla Soberana de la simiesca grey, que ya saben que la especie se inclina por él Matriarcado Monárquico.





Rey de todos los simios es el Gorila Sabio, preferido de todos los públicos por comportarse como un humano pero en muy bruto. Digan si no son insuperables el cuadrúmano con gorra que retaratara José Ortiz en Juan Bravo, o el bizarro partido de fútbol entre alevines, misioneros y gorilas que San Manuel Gago arbitrase en 1965 desde las páginas del bizarro Mi tío y yo. Un espectáculo por el que cualquier persona de buen gusto pagaría a gusto sin tanto remilgo como parece que dan los taurinos...

Un poco de paciencia

...Ya va... ya va... en muy pocos días llega el nuevo Desván... tengan un poco de paciencia que estoy derrengado, ya lo pueden ver... No se marchen, hagan el favor...

2011-09-20

En obras

Deben disculpar, nietucos, la actual parsimonia del Desván... Sumergido en grandes proyectos, se avecinan GRANDES NOVEDADES que han de redundar, a la postre, en bien de la Cultura Popular Viejuna que es el sentido de la existencia de esta su casa...

¡¡¡ ESTÉN MUY ATENTOS, QUE EN COSA DE UNA SEMANA O ASÍ VERÁN FA-BU-LO-SAS NOVEDADES!!! ¡¡¡NO SE ME DESPISTEN!!!

2011-09-13

Onírico Nick Carter

UN EJERCICIO DE SURREALISMO Dicen que los surrealistas, con los señores Breton y Apolllinaire a la cabeza, eran devotos del contemporáneo folletín. Aserto que no ha de extrañar a nadie que frecuente a Harry Dickson, El Hombre de las Dos Cabezas, Mack Wan, Los vampiros del aire o el seminal Zigomar. Su norma ordena que sólo lo extraordinario merece ser narrado, lo que deviene muchas veces en feliz tour de force, capaz en su frenesí de generar imágenes de innegable poder fascinador.


Valgan como muestra estas ilustraciones interiores de uno de los títulos más populares, Últimos episodios de Nick Carter, traducción de los originales norteamericanos publicados en España hacia 1920.

Pocas veces asistirán a un desfile de prodigios tan notable. Demonios, hombres en llamas, barbudos gigantescos, señores vestidos de pollo. Imágenes absurdas y fantásticas que dinamitan en su fascinación por lo extravagante el equilibrado buen gusto burgués del momento. Y hasta el de ahora, si me apuran. Evocaciones de lo Profundo, del mundo onírico que tanto gustaba, ya digo, a los surrealistas; estampas en las que la realidad salta por los aires ante la irrupción de lo irracional. Su trazo tosco y primitivo le va como anillo al dedo para acentuar aún más la sensación de extrañeza. ¿Qué historias alumbrarán estos dibujos? Intenten imaginarlas, a ver si son capaces de explicar semejante despliegue de imaginación perturbada...

2011-09-08

Nanuk el Hombre Fiera

ESPAÑOLES EN TAPARRABOS Nostalgia de los bosques será, pero el caso es que las dos entradas aparecidas aquí después de mi larga estancia entre árboles, moscas y manantiales van casualmente de Tarzánidos. Un mito este de los más queridos en esta casa, ejemplo idóneo de ficción añeja de las que hoy no resisten estos tiempos de tiranía y corrección política. De todo dirían ahora de la criatura creada por don Edgar Rice Burroughs, de todo y poco bueno. Que si racista, que si colonialista, que si patatín y que si patatán. No fue lo mismo cuando apareció, allá por 1912. Entonces el colosal éxito del Hombre Mono lo que hizo fue que proliferasen las imitaciones, en un Occidente orgulloso y seguro de sí mismo. Sin complejos, que diría la derechona... Entre estos (muchos de los cuales pueden conocer a través del excelente blogo Colgados de la liana), un nada despreciable montón de ibéricas criaturas tarzanescas. Intención de este anciano es, les guste o no, presentarles a todos ellos. Justicia y no otra cosa es lo que me lleva a reivindicar aquí a Pequeño Pantera Negra, a Tamar, a Tirzá el dominador de las fieras, Ultus el Rey de la Selva o al mismísimo Tarzán el Niño Mono. Abultada nómina de Españoles en Taparrabos nacidos entre los años veinte y los cincuenta. Por alguno había que empezar, inaugura pues la Galería este Nanuk, el Hombre Fiera. Es colección de folletines editada por la catalana Gato Negro hacia 1930, traigo aquí todas sus portadas, para que noi se quejen. Nanuk es niño criado en la jungla cuando sus padres, hacendados en África, perecen víctima de un ataque de sus salvajes habitantes. Alberto Simpson es su nombre cristiano, Dolly hará las veces de Jane. Nanuk ejerce justicia en sus bosques, persiguiendo cazadores, matando caníbales, apuñalando rinocerontes de triste mirada. Exploradores a punto de ser devorados por cocodrilos, damas en top less acechadas por gorilas, traviesos elefantes o pérfidos blancos son habitantes acostumbrados en su mundo singular. Ganado a la civilización por el amor de su novia Dolly, Nanuk acabará por convertirse, como todo buen tarzánido, en un burgués educado y formal. Con el título de ingeniero bajo el brazo, criará a sus vástagos, varones como es debido, entre la urbe y la jungla, a fin de que conozcan las mañas y malas artes de ambos mundos y se endurezcan, viriles como él mismo. Se desconoce, como suele suceder en estas publicaciones, quienes son los creadores de Nanuk. El texto viene como siempre sin firmar, las cubiertas llevan a veces unas iniciales -J. A., que según me indica el sabio Dionisio Platel corresponden a J. Ariet, misterioso colaborador de Gato Negro del que bien poca cosa se sabe. Lo que no es óbice, desde luego, para ensoñarse con estas estéticas olvidadas, evocadoras y hoy casi definitivamente perdidas...