2009-01-31

The Tunnel

THE TUNNEL
Director: Maurice Elvey. Con Richard Dix, Leslie Banks, Madge Evans, Helen Vinson, C. Aubrey Smith. Gran Bretaña, 1935.

Mira que hace tiempo que tenía gana de ver esta película, una superproducción británica de los treinta a mayor gloria del progreso humano, de la ingeniería y de la ciencia, fruto de una era fascinada por la técnica y la estética artificial y fría de la máquina.

Fue todo un éxito hoy olvidado, basado en el best seller del escritor alemán Bernhard Kellerman. Se la tiene en los manuales de historia por un título pionero de la ciencia ficción, y no es mentira del todo. Verán: la cosa va de un visionario empeñado en promover la construcción de un túnel submarino que comunique Inglaterra con América. Colosalismo y espectacularidad a raudales. Ninguna otra intención tiene el filme.





No deja de ser en sus mejores momentos inmejorable recreo para los ojos, fantasía futurista de formas art decó capaz de facturar imágenes verdaderamente hermosas. Lo son todas las que atañen a los gigantescos platós en los que se recrea la obra ciclópea en medio de hormigones suprahumanos, cables, engranajes y cuerpos resudados iluminados con exquistez.

Lástima que una vez planteado el proyecto, la película opte por el melodrama. Y no del excelso, sino del más vergonzosamente lacrimógeno. La historia de las cuitas personales del ingeniero jefe que empecinado en su proyecto pierde por el camino a un hijo, es abandonado por su mujer y riñe con su mejor amigo, no logran emocionar en momento alguno. Ni siquiera cuando en recurso barato se deja ciega a la pobre esposa, como en los folletines más socorridos.


Escenas plásticamente muy poderosas alternan con una inane historia de amor narrada en interminables diálogos recitativos tomados en plano fijo, toda una prueba para la paciencia del espectador. Para colmo, y esto es serio, la construcción del túnel carece de épica. Decorados costosos y magníficos a los que apenas se saca partido, afectado como está todo el metraje por una narrativa plúmbea que solo en los últimos minutos consigue despegar. En medio, demasiados amoríos sin pasión ni delirio, un par de intragables discursos del presidente de los USA y del Premier británico, y algunas toneladas de acero y cartón piedra, que son las que salvan de la quema semejante exceso de celuloide apolillado...

2009-01-26

La Novela Atroz

LA NOVELA INTRÉPIDA
Dedicado a mi nietecito Carlos Abraham, del Museo de Literatura Popular de La Plata

Con la cosa esta del primer aniversario del Desván Electrónico voy a sacarles hoy una de las más bonitas colecciones de folletín que hay, La Novela Intrépida, para recreo de todos ustedes y espanto pedagogos y psicólogos para la infancia.

Se publicaron estos diez ejemplares en Barcelona hacia 1930, por Gato Negro, ya saben, la antepasada de editorial Bruguera. Los autores son desconocidos; el magno ilustrador tiene una firma ilegible que tal vez pueda querer decir "J. Martínez". Su anonimato no empaña la gloria de su arte. Piquen encima de las imágenes y verán correr la sangre de verdad.

Jamás se vieron en novelas para niños semejantes dosis de atrocidades por centímetro cuadrado. Vayan contando: navajas que se hunden en la órbita del ojo, mujeres desnudas ahorcadas por un gorila, jefes indios haciendo las torturas aquellas de los garfios y las tetas de Un hombre llamado Caballo, cocodrilos hincando el diente, vómitos de sangre, sesos desparramados, clavos que penetran hasta el tuétano, cabezas cortadas.

La crueldad como espectáculo, tal vez el más antiguo de la humanidad. Animales, razas exóticas y blancos degenerados -el crucifijo preside ese cepo donde dos infelices son azotados- son los encargados de ejercerla a nuestro gusto. Cruda y sin adulterar, tal como debe consumirse.

2009-01-23

Shadow of Chinatown

SHADOW OF CHINATOWN
Director: Robert F. Hill. Con Bela Lugosi, Herman Brix, Luana Walters, Maurice Liu, Joan Barclay. USA, 1936.

Dedicado a mi nietecito Igor von Slaughterstein, de la Casa Encantada

Vamos primero con los avisos para los menos duchos, que no todos ustedes son tan viejos como yo y a veces eso se me olvida. Sabrán lo que es un serial, aquellas producciones de los años 10 a los 50 que contaban por capítulos historias de género, dejando en vilo a la chiquillería semana tras semana.

Sabrán también la Regla de Oro de estas pelis: hazlo rápido, hazlo barato, hazlo espectacular. Difícil conciliación de intereses que sólo en los mejores casos surte efecto. El caso es que como el objetivo nº 1 de este cine es recaudar, los productores una vez estrenadas todas las jornadas hacían un remontaje en el que condensaban unas cuatro horas en setenta minutos, y ya tenían listo un nuevo largomtraje para su estreno. Feature version, le llaman a eso los americanos.

El otro día estrenaron la feature version de Shadow of Chinatown, que sale de protagonista San Bela Lugosi nada menos, con una chica muy hermosa que quieren hacer pasar por china, Luana Walters, y con Herman Brix, un galán que fue Tarzán en otro serial producido por el mismísimo Edgar Rice Burroughs.

Hay que confesar que este no es de los más afinados que he visto. Grande está Tío Bela, como siempre, enfocado entre los aparatos raros que como una maldición le persiguen película tras película vengan a cuento o no, ejerciendo de Mega Mente Criminal y Científica. Además es un poderoso hipnotizador, detalle por el que mi corazoncito cinéfago ya se lo perdona todo.

Va el asunto de unos empresarios blancos que alarmados por la baratura con la que venden todo los chinos (se parece a algo de ahora mismo, verdad?) contratan los servicios de una Dragon Lady para que se dedique a hundir los comercios de los honrados habitantes de Chinatown. Ésta le pasa el encargo a Bela, que lo acoge con un entusiasmo digno de mejor causa. Viste a todos sus gangsters de chinos, les pone una coleta de pega y los manda a hacer tropelías por el barrio, a disparar en el interior de las tiendas y a armarla lo más gorda que puedan, que no es poco.

Aún teniendo en cuenta lo atropellado de todas las feature versions -resumir doscientos y pico minutos en setenta no es lo más indicado para conseguir una narración fluida y clara- exhibe esta en particular pecados imperdonables. Parsimonia y diálogos a mazo no son los mejores ingredientes para este tipo de cocina. ¿Dónde están las carreras, la acción incesante, el movimiento paroxístico propio del serial?

Demasiado le canta la desgana, que cámara más perezosa y rutinaria pocas veces se vió. Pobre Lugosi, qué pronto le tocó comenzar su purgatorio...

2009-01-21

Kungoo vs. Kafán

Dedicado desde la Plaza Redonda a mi nietecito andresporcel
Para festejar estos magnos días en los que el Desván cumple un año abierto a su curiosidad, he decidido rememorar un espectáculo privado del que disfruté hace algún tiempo: un enfrentamiento entre DOS GORILAS ESPAÑOLES héroes pop de los sesenta. Ya saben cuanto gusta por esta casa la cosa de los simios y antropoides; quien quiera profundizar en el tema, que pinche aquí para conocer a los máximos sabios en la materia.
Este fue el cartel:
Colosal enfrentamiento:
¡¡¡KUNGOO vs. KAFÁN!!! Ganadería: Ediciones Vértice. Sponsor: Mytek el poderoso. Cuadrilla: los domadores catalanes Borrell y Mataró. Hoy veintiuno de enero de 1966 en EL DESVÁN DEL ABUELITO. ¡¡No se lo pierdan!!

Apareció primero en la pista el gorila gigante prehistórico KAFÁN, suplente de Mytek el poderoso, que se dió a conocer en la colección homónima cuando las entregas británicas del simio robótico original no llegaban a tiempo hasta la vampírica sede de Vértice.

Aspecto impresionante, mañas toscas. Tras espectaculares portadas del domador J. Mataró aguardan docenas y docenas de viñetas rutinarias, copiadas de otros tebeos, especialmente del propio Mytek, a quien se fusila de continuo.

A su favor, lo mismo que en su contra: un argumento manido a más no poder en el que el zafio Kafán hace el recorrido habitual -paraje desierto, ciudad, cañoneo en las afueras- de la mano de su amo mental, un doctor esquizofrénico la mar de cool.

Frente a él, KUNGOO, primate de tamaño normal con el cerebro de un hombre. Víctima de los experimentos locos de los doctores nazis, el joven ingeniero Neville Jackson intercambió su encéfalo con el de un gorila, y ahora está que no sabe cómo proceder para deshacer el entuerto.


A su favor, todo. Un dibujante de verdad, modesto pero de verdad, el señor Borrell, los nazis malos a los que vapulea Kungoo, un simio parlante bizarro donde los haya. No hace falta que les cuente más. Al pobre Kafán hubo que retirarlo en camilla. Lo siento mucho por los amigos de los animales.

2009-01-19

Especial Pop Japonés

Los Programas Dobles del Abuelito presentan...
ESPECIAL POP JAPONÉS

MATANGO

Director: Inoshiro Honda. Con Akira Kubo, Kumi Mizuno, Hiroshi Koizumi, Yoshio Tsuchiya. Japón, 1963

¡Arrea, qué dos películas más buenas que han echado el fin de semana en la sala de reestreno de debajo del Desván! Locas, como debe ser, y japonesas, con gentes todas bajitas de ojos rasgados.

Empezó la sesión con Matango, una en colores, adaptación libre del cuento Una voz en la noche de William Hope Hodgson, el profeta de los espantos marinos, las brumas y los horrores metafísicos que tanto influyese en la obra del seminal Lovecraft.

Como no podía ser menos, es ortodoxo relato de aroma pulp sobre unos naúfragos que van a dar a una isla desierta en la que encuentran un barco encallado cubierto por completo por una sustancia fungosa, como moho verdusco. Para colmo descubren que la enigmática nave se dedicaba a la investigación nuclear, nido y cuna de todos los horrores japoneses que en el mundo han sido, por lo que ya pueden imaginar que las dichosas manchas acaban por hacerles la vida imposible.
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Un filme del maestro Inoshiro Honda a la altura de sus mejores realizaciones, con una impecable creación de atmósferas -esos colores llamativos que tanto gusta usar, irreales y que aquí le sirven para definir y transmitir la podredumbre y la maldad del lugar-; una puesta en escena asombrosa, con surrealistas bosques de hongos gigantes; y una gradación dramática ejemplar y comedida, pasito a paso sin prisas hacia el horrible climax final que se adivina. Y contrariamente a lo que es usual entre los hijos del Sol Naciente, el monstruo no sale casi, que en alarde de buen gusto se prefiere la insinuación y el misterio a la muestra explícita.

Vino el descanso, y después de esta canónica película de miedo pusieron la de complemento, en blanco y negro a pesar de que también era muy moderna.

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OGON BATTO (El Murciélago Dorado)
Director: Hajime Sato. Con Sonny Chiba, Osamu Kobayashi, Wataru Yamagawa, Chako Van Leeuwen. Japón, 1966
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Anda, otra prueba más de que como ya dije una vez, han de desconfiar ustedes de sus manuales de geografía, porque digan lo que digan, Japón se encuentra al ladito de México.

Vean sino a este luchador enmascarado, tal cual el Santo con cara de calavera, resucitado de su sueño de diez mil años en un sarcófago egipcio enterrado en las ruinas de la Atlántida para combatir literalmente a bastonazos a unos malvados extraterrestres que pretenden estrellar un planetoide contra la Tierra.
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Como sus hermanos americanos, estos orientales entienden el fantástico como mezcla y cóctel sin prejuicios, apto para estómagos muy curtidos. Lo autóctono se junta con lo ajeno, lo puramente maravilloso con los tebeos de superhéroes, las criaturas más grotescas con el pop art más moderno, la línea pura y limpia con los amasijos de trapos y dientes.


Y hay de todo, como en botica, y no puede uno parar de divertirse en todo el filme, cuajado como está de momentos y hallazgos felices: máquinas con botones de colores como el Super Cañón del Rayo de Destrucción, extraterrestres chuscos sin ojos, pistolas láser, decorados sintéticos, astronautas dorados con casco de motorista, naves de juguete, interpretaciones adecuadamente histriónicas. ¡¡Que viva México!! ¡¡Qué viva Japón!! ¡¡Calavera dorada con bastón de plata, ve a destruir a los monstruos alieníegenaaaas!!