2008-07-25

Identidades equívocas

EL SUECO, EL VAMPIRO Y EL JAPONÉS

Para que vean ustedes que todo eso de las identidades y las patrias no son sino pamemas con las que entretener a nuestros más ingenuos conciudadanos, les he preparado hoy una pequeña curiosidad que refrescará su memoria, que me la tienen estropeada tanto hacer cosas raras con sus cabezas!

Va de dos asiáticos que nunca lo fueron, y de un húngaro que hoy sería rumano. Herr Warner Oland es oriundo de Suecia, y sin embargo el destino le ha condenado a repetir papeles de orientales entre los que sobresale su serie del detective Charlie Chan que idease Earl Derr Biggers, aparte de sus incursiones en el fantástico por las que pronto será aquí debidamente homenajeado.

En una de sus primeras encarnaciones le tocó enfrentarse nada menos que con Don Bela Lugosi, nativo de una región húngara que hoy pertenece a Rumania. Fue en The Black Camel (1931) cuya versión en pulp español les adjunto aquí, de 1941 y con cubierta de Margenat retratando al gran actor. Hala, recreen la vista con la pequeña galería que les he confeccionado.

Del Imperio Austro Húngaro viene Peter Lorre, el pequeño dios. Hoy sería eslovaco; cuando nació vaya usted a saber qué le cayó en suerte ser. El caso es que se le suele tener por alemán; recientemente ha ido a dar a Hollywood y la necesidad le ha obligado a reciclarse en japonés, encarnando al detective atildado, sabio e impasible que en las novelas de John P. Marquand responde al nombre de Míster Moto. Nada menos que en ocho ocasiones ha sido Lorre hijo del Sol Naciente entre 1937 y 1939, ocho películas contra sólo seis novelas. La Segunda Guerra Mundial muda su suerte al convertir a los nipones en los malos, dando a Lorre la ocasión de abandonar el papel cuando la Fox abandona la producción de la serie.

Miren, miren con qué arte ilustró San Emilio Freixas la edición de Molino de 1947. Con ella les dejo; otro día les contaré de cuando Karloff, el ilustre caballero británico, devino también polizonte asiático en los Estados Unidos de América.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es una pena que por esas épocas no se permitiera interpretar esos papeles a un auténtico asiático.

No vi estas películas, pero sí vi una sobre Fú-Manchú, interpretada por Boris Karloff. Y debo decir que me decepcionó mucho. El temible personaje de Rohmer aparecía casi caricaturizado, convertido en una parodia de sí mismo. Había infinidad de detalles en esa caracterización que no condecían con las novelas originales. Por ejemplo, mientras en las novelas Fu-Manchú habla el inglés (y una multitud de otros idiomas) a la perfección, en el film habla con un acento casi inentendible.

Sería interesante que en el futuro se haga un film sobre Fu-Manchú que realmente respete las ideas de Rohmer.